Los celos del «príncipe destronado»
Los niños “destronados” sienten que van a tener que compartir lo que hasta ahora era exclusivamente suyo; es lo que un niño puede vivir cuando va a tener un nuevo hermano.
Los celos son estados en los que se siente y se cree que no se es correspondido por las personas queridas, sobre todo en intensidad y frecuencia. Se suele responder con envidia y resentimiento hacia el “intruso”, al que se ve como un rival que quiere compartir el mismo espacio afectivo.
Cómo pueden vivir la llegada de un nuevo hermano:
- Al principio con protesta; utilizará todo lo que pueda para llamar la atención de los padres, cuando eso antes lo tenía de forma automática.
- Luego la desesperación, al ver que sus exigencias tienen respuesta.
- Por último no le queda más remedio que resignarse y se va adaptando a la nueva situación.
Situaciones que se pueden afectan:
- Llama la atención de los adultos, o lo intenta; eso sí, de forma intensa.
- Castigan a sus padres y al “nuevo” estando desobedientes, con el llanto o molestando al bebé (le quitan el chupete, le empujan…).
- Cierta regresión: empleando conductas que ya controlaba, pide de nuevo el chupete o el bibe, se vuelve a orinar encima, piden que se les dé de comer,…
- Puede tardar en dormirse, tener pesadillas o levantarse más temprano.
- Incremento de agresividad, rabietas, miedos, inquietud…
- Alteración del estado de ánimo, tristeza, miedo y falta de interés que antes le gustaban.
- Puede tener menos apetito.
Cómo actuar antes de la llegada
- 1.- Contarle que va a tener un nuevo hermano,…pequeño. Se le puede recordar que al ser “mayor” puede tener ciertas ventajas y “privilegios”.
- 2.- Explicarle que un bebé, al tener pocos días, va a necesitar mayor cuidado por parte de los padres. Es una buena ocasión para acompañar esa explicación utilizando con sus fotos infantiles, y así podrá visualizar la normalidad de las necesidades y cuidados que necesitan los bebés, y podrá ver como todos los niños tienen una época en que son pequeños que precisan de más ayuda de sus padres.
- 3.- A los padres: aunque se tenga mucha ilusión, no hay que excederse en hablarle, de forma casi obsesiva, del próximo “nuevo hermanito”. Por supuesto, si hay contestar todas sus preguntas. La vida sigue igual…
- Los cambios, mejor de uno en uno. Procurar que esta “llegada” no coincida con otros cambios para el mayor (uso del biberón, iniciar escolarización, rutinas, quitar pañales,…).
Cuando ha llegado el bebé:
- Facilitar una visita para conocer al nuevo bebé y ver a su mamá. Madre e hijo mayor podrán compartir un rato, aunque la mamá lo tenga al bebé en brazos o le esté dando el pecho
- No estaría de más que cuando la mamá regrese a casa puede traerle un regalo especial para celebrar esa vuelta, algún juego o un cuento que puedan disfrutar juntos.
- Compartir momentos tanto con mamá como con papá. Dedicarle tiempo a solas, para jugar, leer cuentos, hablar, mostrarle afecto y atención. También pueden seguir jugando mientras mamá está con el bebé.
- Debe sentir que no se le ha dejado de querer. Si se le nota preocupado, que está llorando o tiene alguna rabieta, se le puede comentar lo que le está pasando y explicarle que se trata de una situación temporal y que pronto todo volverá a ser como siempre.
- No ridiculizar los sentimientos del mayor.
- No ver sus malos comportamientos, no premiando sus llamadas de atención, con nuestra preocupación o enfado.
- Reconocimiento explícito cuando ayude en las tareas de casa o en el cuidado del bebé.
- Ante síntomas de celos, tener paciencia. No enfadarse. No castigar. Responder con tranquilidad y, cuando se relaje, intentar razonar, que no siempre funciona. Se puede facilitar alguna actividad para que se desahogue con dibujos, juegos,..
- Qué bien se lo pasa con otras personas. Hay que procurar mantener sus rutinas. Si al padre le une un vínculo sólido puede servir de mucha ayuda en estos momentos y va a ser más fácil que disfruten. Otro familiares también pueden echar una mano, llevándolo a merendar o al parque. La madre se irá incorporando cuando pueda, tras recuperarse de esos complicados días en que no ha tenido tiempo para nada.
- Hay tiempo para él, pero los padres deciden cuándo es el momento adecuado. Se le muestra que conocen sus necesidades, pero que no siempre se pueden satisfacer cuando se desea.
- Estimular, sin agobio, las aproximaciones al bebé en formas de afecto, cuidado o juego. Elogiar de forma expresa todas estas conductas; darle protagonismo en el ‘cuidado’ del menor, ponerle el chupete, acercar la toalla después del baño, ayudar en las visitas del pediatra,..
- Cuando las visitas vengan a ver al bebé, debe sentir que se habla con él y se hacen fotos todos juntos.
- Las visitas traen, con frecuencia, algún regalo para el bebé. Es prudente darle un detalle también al mayor; así que los padres pueden tener preparadas algunas cosas, de poco valor económico, como un regalo “rescate” de esa situación.
- Comparaciones, nunca, y menos con el bebé.
En resumen, paciencia y mucho sentido común.
Dr. Antonio Redondo Romero
Pediatra – Alicante
Hospital Vithas Medimar Internacional