La rabieta se puede entender como un estallido emocional típico entre los 2-4 años.
Una rabieta es una respuesta natural
Es decir, es una respuesta adaptativa que se pone en marcha cuando sentimos FRUSTRACIÓN debido a que…
- la situación nos desborda
- es inesperada
- no la controlamos
No se debe olvidar
- Para mantener nuestro bienestar psicológico, nuestro cerebro debe sentir control de la realidad.
- Cuando se pierde ese control surge la frustración como mecanismo de recuperación de ese bienestar.
Las dimensiones de la rabieta
Dependen de que…
- Lo que nos dice la realidad es menor de lo que esperábamos.
- Tarda en venir aquello que deseábamos.
- No lo conseguimos y lo esperábamos conseguir.
- Se nos quita, sin razón, aquello que esperábamos.
- Nos piden más para conseguirlo.
- No tenemos salida, no hay opción y nos cuesta aceptarlo.
Nuestro papel como padres y madres
Para evitar que las rabietas perduren en el tiempo es necesario enseñarles a tolerar su frustración.
Quizás un buen comienzo sea que tengamos claro que nuestros hij@s necesitan frustrarse, necesitan pasar por situaciones descontroladas…
Les enseñaremos a:
- Tolerar
- Respetar, aguantar algo que no queremos o entendemos.
- Autocontrol.
“Para fomentar el autocontrol en los hij@s, primero necesitamos el autocontrol en el adulto”
¿Cómo puedo gestionar las rabietas?
- Averigua que le ha pasado al niño: para saber cómo debo actuar, debo conocer a qué me enfrento.
- Le damos tiempo para que la emoción baje: cuando estamos muy enfadados nada de lo que nos digan servirá para calmarnos.
- No le prestamos atención. Si tiene un comportamiento violento lo contenemos o lo sacamos de la zona de peligro. “Lo sentimos, la persona con la que habla está agotada o fuera de su paciencia. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde.”
- No perdamos la calma. Autocontrol.
- No entrar en el juego “ Si tu haces esto, yo…”
- No ceder
- Cuando empieza a tranquilizarse… – Reforzamos “Nos mostramos contentos y orgullosos ante los primeros intentos de autocontrol del niño” – Volvemos a prestarle atención: Sonrisa Caricias Le decimos que da gusto verle así.
- Recordatorio:
- Tú eres el adulto, debes mantener la calma.
- Acéptalo como algo propio de su crecimiento.
- Siempre que sea posible no le prestes atención.
- Después, acércate a él e intenta distraerle para calmarle.
- Si se mantiene en su actitud, repite los pasos 3 y 4.
- Con los más pequeños: la distracción.
- También ante: peticiones que no se pueden conceder enfados que no parecen acabar
Andrea Vizcaíno Cuenca, Psicóloga
Alicante