Andador o Tacatá, mejor no.
Es una estructura que tiene un asiento de lona en donde sientan a los bebés, y que lleva unas ruedas para que pueda desplazarse. Se utiliza para que los hijos aprendan a caminar,
Tradicionalmente los “tacatás” ha sido bien acogidos por la sociedad y las familias, porque ayudan a los padres a estar más tranquilos en la etapa de gateo del niño. Cuando otras personas los cuidan se encuentran más seguras al tenerlo entretenido, cercano y pudiendo moverse sólo.
En cambio, en la actualidad se sabe que los andadores tienen muchos inconvenientes, que es conveniente conocer.
La situación real
- El andador proporciona al bebé demasiada autonomía.
- Los bebés llegan a confundir los límites reales de su propio cuerpo.
- Les impide el desarrollo del equilibrio, y les obliga a desarrollar movimientos que compensen cierta inestabilidad.
- Sustituye el necesario gateo como primera fase del aprendizaje de la marcha, y que tan trascendente es para un correcto desarrollo tanto a nivel cognitivo como motor.
- El niño que gatea, aprende a incorporase por si mismo y desarrolla capacidades como el tacto y la visión.
- El andador llega e alcanzar una velocidad que el bebé no controla, muy superior a la que logra con el gateo, que conlleva el riesgo de aumenta de accidentes.
- Alrededor del 25% de los bebés que lo utilizan sufren distintos accidentes; golpes, vuelcos o caídas por las escaleras; con el andador llegan a nuevos peligros y se arriesgan a otras lesiones como quemaduras.
- Cuando se ponen en andador sin que su organismo esté preparado para soportar su propio peso, pueden llegar a provocar alguna malformación en pies y piernas.
En algunos países como Canadá está prohibida su fabricación y comercialización. De hecho la Academia Americana de Pediatría ha realizado una clara recomendación en este sentido.
Hay que respetar las etapas de desarrollo de cada bebé; cada cosa a su tiempo.